Vistas de página en total

jueves, 3 de marzo de 2016

Nunca murió de amor
pues nunca amó demasiado,
pero no morir de amor
no le evitó las heridas
después convertidas en cicatrices.
Y es verdad que de amor no murió
verdad que no amó lo suficiente,
pero lo poco que amó
le dolió tanto y tan fuerte
que quiso haber muerto.
El amor le enfrentó a la muerte
y sabido es que la muerte no triunfó
pues en asuntos de amor
la muerte nunca triunfa
porque de amor nunca se muere,
el amor hiere pero no mata,
el amor te folla la mente,
te engaña y se desmiente
pero no mata y si muere,
por eso nunca amó demasiado.
Quédate aquí, conmigo,
quédate una noche más,
desvélate junto a mí
sólo esta última noche.

Descifra estas lagrimas
hazlo por última vez,
plásmalas en el papel
arráncalas de mi tenue piel.

Túmbame y acaricia mi frente
susúrrame que ya queda menos,
que el final de la agonía
está en la nueva mañana que amanece.

Alíviame con tu aliento,
sóplame suave los ojos
mientras acaricias mis manos
que temblorosas se aferran a tí.

Dime otra vez que no fui yo,
que no fue mi cuerpo
que tampoco fue mi mente
los que rompieron mi mundo.

Recuérdame que nadie lo hizo
que no existen culpables,
que los males surgieron y nada más,
absórbelos suavemente de mi ser.

Túmbate a mi lado y espera ,
espera con caricias sinceras
a que llegue esa madrugada
que precede a la mañana.

Y una vez la luna haya marchado
regálame tu último suspiro,
ese tan sanador y puro
que deje que me marchen en paz.