Celeridad en el movimiento abrumador

simpleza apasionada en lo banal

temple discernido en el pose redentor

vida humana desmedida y funcional

Caótica mirada fría y desmedida

efímero llanto roto y furibundo

furia llameante y abatida

valor caprichoso y  rotundo

Locura y más locura, vesania

amanecer plúmbeo y fugaz

letras sin sentido, insania

tinta sin cabeza es tan ineficaz

Esto que lees no abras de entender

escrito está en un momento perturbado

no comprendas este atardecer

que en mi cabeza anda tan trillado

Desahogo dentro del desahogo

vomito palabras al azar

y cuando más me ahogo

mas palabras debo expulsar

¡Al carajo el sentido y lo racional!

Hoy que el equilibrio está de luto

y la verdad es vaga y efímera,

hoy que ya no existe lo absoluto

es como si no me conociera.

Cuando el dolor es sucio y traidor

y empaña de negro mi corazón,

hoy que no juego a mi favor

la hubiera matado sin dilación.

Las heridas son asesinas ciegas

discípulas de la sangre hirviendo,

mas cuando del cuchillo no reniegas

ves como tu alma se va consumiendo.

Hoy que no soy  tan buena persona

porque las heridas me nublan la razón,

que solo su violenta muerte me ilusiona

sé que no controlo mi imaginación.

Su soberbia entre otras fue mi cruz

y soñé con verla ferozmente arder

para con el fuego tener mi propia luz

mientras no paraba de beber.

Es un pensamiento tan humano

como humano no llevarlo a la acción,

darse cuenta que el dolor se hace hermano

cuando el amor se convierte en adicción.

Viene rabiosa la tormenta
descargando sus neutrones
que de aroma llevan menta
y aniquilan corazones.

Nubes de puro enrabietadas

acechan frías su objetivo
con prisa encabronada
y un dolor superlativo.

Por espadas llevan rayos
y los truenos son sus gritos
rompiendo así los mayos
y los abriles pequeñitos.

Comienza la gélida batalla
entre eléctricos espasmos

y si la muerte se entalla
que sea entre mil orgasmos.

Tormenta ruda y valiente
no cesa en su bélica tarea
mas esta ya tan ardiente
que su aliento abofetea.

Después llega la calma
aparecen las estrellas

se ve pura su alma

ay! tormentas si son bellas

Oscura luz que alumbra
la desgastada alcoba
que rezuma  penumbra
de esa vida tan loba.

Dos direcciones partidas
le llevan al lugar tenebroso
donde quiso curar sus heridas
aquel joven hermoso.

La tenue luz le acompaña
nunca le dejara ir solitario
pues es ardua su campaña
y frágil su caminar diario.

Los caminos de gris arena
se multiplican incansables
van hacia tantas penas
que son heridas incurables.

Basto es su suspiro
entrecortada su mirada
y entre respiro y respiro
bebe de su sangre helada.

Y sigue la senda erguido
sin saber su futuro destino
pues de él no ha surgido
el iniciar pronto camino.

La luz oscura le murmulla
con voz muda y pausada
que su vida es también suya
aunque este rota y usada.

Ahora sabe que no hay final
que vagara por la eternidad
que ni tan siquiera es temporal
este camino de perplejidad.

Y tan triste se le antoja
tan  mal incomprendida
esta lúgubre y fría paradoja
que ya no desea mas vida.