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miércoles, 18 de septiembre de 2013

Letras al aire (II)

I

Bienvenido a la dualidad,
al eco del fracaso,
a la relatividad.
Bienvenida a la deslealtad,
al deseo,
a la enfermedad.
Bienvenidos a esta vida irregular,
a lo efímero,
a lo terrenal.

II

Viajó en un tren que nunca duerme
y en la estación del relato más corto
apeó su pesadumbre,
relajó su sentido y definió una leve sonrisa.
Aquella escueta letra
desveló su presente
mientras en el tren continuó viaje su pasado,
al cual su futuro
le brindaba una efusiva despedida.

III

Su ausencia,
plasmada en su voz muda,
quebraba la mirada agónica
de quién esperaba pacientemente su llegada,
su palabra.
Y la espera,
dedujo que aquel reloj de arena mojada,
nunca cedería a la gravedad.

IV

La pluma desilustrada
de aquél viejo decrépito,
aunque oxidada,
aún ejercía su laborioso cometido,
es cierto que con muchas salvedades,
pero quizás la más notable
era que el cansancio
la consumía en su propia tinta.

V

y en el último aliento
de su escarpada vida
recordó a aquel joven
que brindando al sol
se prometía que nunca
cedería ante la adversidad
y es entonces,
en su último suspiro
y sólo entonces,
cuando se dio cuenta
de que su existencia terrenal
tuvo el mayor de los sentidos.

VI

Ella miraba al cielo alzando el brazo,
como queriendo acariciar la brisa
que esponjosa bañaba
aquella mañana de otoño,
se sentía pesada
y al intentar emprender el paso,
se dio cuenta que algo la anclaba a la tierra,
a esa tierra que consumió
los años de su adolescencia,
y de repente intuyo que
aquella esponjosa brisa,
no era nada más que su nostalgia,
la descubrió de efímera manera,
pero para bien o para mal
la acompañó el resto de sus días.

martes, 10 de septiembre de 2013

Letras al aire.

I

Me desvivo en la relatividad
de esta mi constante irracional
y descubro el algoritmo
de mi inteligencia emocional.

II

En el vuelo subterráneo de mi culpa,
viaja mi cabeza fría y serena
mientras danzan mis pestañas
entre espuma y arena.

III

Cruzaron los páramos baldíos
heridos de hambre, heridos de miedo,
casi rotos
y en los confines del espesor de sus dolores,
sentenciaron sus afectos
arraigados a la libertad luchada
y sintieron un orgullo
que jamás olvidarían.

IV

Lo que deba ser será
y por imaginación llegará el viento
que arrastre el yugo que te atrapa entre tus cortos años
y al abrir los ojos verás como el mundo sigue girando
en un diminuto universo
rodeado de versos tan imperfectos
que suenan a remilgada cascada de sangre hirviendo.

V

y cuando tu cuerpo pluscuamperfecto
se hizo verbo descubrí la muda ortografía
que describían tus caricias en mi cuerpo
sediento y olvidado.

VI

Emergen mis dedos de tu cabello
cual Alejandrinos enlutados
y se clavan en tu pupila,
disparando sonetos impíos,
tus párpados ripiosos me alejan y ríen,
me acercan y lloran, me alejan...
Y mueren.

VII

Maldita la hipérbole que desgasto mi corazón
transformándolo en la onomatopeya
que quiso conquistar el azul
de un cielo mellado y seco.

VIII

Y cuando parta en aquel mi último viaje,
cederé mi último recuerdo
al sonido silencioso de las noches
que ahogado en las lágrimas celestes de mi soledad
me recordaba que mi corazón aún latía.

IX

y cuando ella me encuentre
me dejaré llevar de su mano sin queja alguna,
dejaré que suavemente me adormezca
y sin resentimiento cederé a su aroma,
sólo en ese momento saboreare el filo de su sedante guadaña
y con la paz eterna que me brinde
haré sedosa sabana que me arrope para la eternidad.