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sábado, 15 de enero de 2022

Le puso rejas a sus ojos

y su alma llena de despojos

quiso dejar de respirar,

de sentir y alumbrar.


Más sus latidos resistían,

pues le gritaban a la vida

que de él no se irían

hasta curar su herida.


Y así cayeron los hierros

que forjaron aquellos destierros,

donde en carcelaria habitación

recuperaron su brillante emoción.

Fuego horizontal bate tormentas

de aire ácido, mientras, me cuentas

desilusiones de una vida vacía

entres mil noches y un solo día.


Llega el frío seco e invernal

traído desde el más lejano e infernal

lugar, envejecido y rojizo, ensangrentado

por envestidas del amor más osado.


Y por enemigo el mismísimo placer

que sin querer saber que hacer

circula tan calentito por las venas

queriendo declinar el viaje a las penas

que rondan por una cabeza pasajera,

rota y dormida pero consejera

de un corazón herido 

del que aún sigue cosido

un pequeño latir.


Dejemos el camino para descansar

los pies hinchados de no saber amar

y recojamos los granitos

de quien antes adonis, ahora son mitos.


Hoy aprendamos a despedirnos

sin dejar nunca de subirnos

a las alturas del abismo

que nos hace ser uno mismo.

lunes, 12 de abril de 2021

Entre el debe y el haber
nos sobran con razón,
horas de aquel ayer
donde dimos el corazón.
Nos dejaron fríos y rotos
más usted ha de saber,
que no fueron ningunos otros
los que nos vinieron a morder.
Nos desmembraron aquellos
que hoy prostituyen sus días,
pensando más solo en ellos
mientras son carretas vacías.
Que la justicia es equitativa
la vida nos ha confesado,
pues no hay cura paliativa
para aquel que no es honrado.
Quien con la mentira viaja
nunca podrá estar de regreso,
siempre vivirá de migaja
cuál bandido que cayó preso.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Hay eternos y desmemoriados,
los hay también, cortitos,
rápidos e infinitos, tan airados,
tan enormes como chiquititos.
Todos vienen del bombeo
del cristalino tic tac punzante,
que en ocasiones tan feo
es siempre redundante.
Unos hermosos y verdaderos
otros el tiempo los desmiente,
los hay precocinados y caseros
y todos pasan por la mente.
Los dulces te adormecen
los salados nacen tristes,
pero seguro todos obedecen
a las almas que desvistes.
Es el acento de tu piel
un susurro atronador,
convirtiendo en miel
un destello cegador.
De tus senos esas dunas
con oasis y palmeras,
nacen siempre oportunas
las caricias venideras.
Son tus ojos recovecos
que guardan los secretos,
de aquellos suaves ecos
que se repiten tan coquetos.
Eres tú, ninfa de mis anhelos,
quimera de los infiernos,
culpable de tantos consuelos,
musa de los poetas eternos.
Sé que nunca acepté las reglas del juego,
que siempre me salí del rebaño,
e incluso donde dije digo, dije Diego
y cambie siempre el amor por el daño.
Adaptarse no fue nunca sincera virtud
más preferí siempre andar por el arcén,
hice de mi cama un astillado ataúd
y de mi camino, aquel viejo andén.
Pero una cosa si es bien cierta,
cierto es que aún me hallo sobreviviente,
pues donde veas una puerta abierta
pon siempre tu alma resiliente.
Ahí radica el verdadero secreto
del porque late aún mi corazón,
pues nunca dejé mi espíritu quieto,
ni su sentir, sin una bella razón.
Turbulento mar de azahares
azota con su fragancia
la distancia entre dos hogares,
que se añoran en su distancia.
Todos están en ese lugar
que por defecto les pertenece,
mientras sienten que su hogar
es el sitio donde se crece.
Esos azahares ahora floridos
recuerdan en su olor furtivo,
a los que en su día dolidos
recuperaron su espíritu cautivo.
Y allá que fueron a recibir
a sus hermanos de correrías,
buscando con ahínco el vivir
entre dos hogares y mil alegrías.
-Apolonia-


Cuando el ego forma parte de una disyuntiva,
propiamente tuya,
en ti convergen dos acciones,
cual oxímoron:
-La feliz tristeza,
esa que enseñas al mundo,
que distraído te la aplaude.
-La tristeza feliz,
esa que ahoga tu espíritu
y tienes injustamente prisionera.
Las dos,
son apariencias que tapan un dolor atronador,
el cual,
te lleva a vivír en ese mundo empírico,
donde todo,
se enmarca en una imagen distópica.
Y cual fiel pleonasmo,
aquel dolor dolorido,
esconde el agazapado disparate
de querer ser lo que nunca podrás ser.
La mordacidad, a veces tosca,
a veces, -las más-, lírica,
en cualquier caso mordacidad;
no apta para egos voluptuosos
de los que andan de juez y parte
y que, como no, con gran arte,
se desvalijan sin cansarse.
No obstante la mordacidad
es sin duda, interpretativa,
y aun cuando es repetitiva
solo lleva una dirección,
aún se empeñen los diestros en derecho
en darle reinterpretación.
La mordacidad en la pluma hoy,
es un reflejo de lo que el corto de miras,
es incapaz de descifrar,
y al no entender, siempre arranca a ladrar.
De jueces el mundo está lleno,
pero de mordaces se escasea
y si es por falta de cultura, que sea,
la más aberrante de la tristeza
no saber en la destreza,
que el juez necesita oposición
y el mordaz lo es por decisión.

 II

Llamamos azar
a no dejar de buscar,
el azar no se busca
debes dejarlo llegar.
Buscas y encuentras
pero algo sale mal
y culpas al otro,
¡como te vas a culpar!.
Dejamos huellas
en las heridas
que son tan sufridas
que duelen al respirar.
Ahora que exhalas
sin abrir las alas
piensas que vas a llegar.
Y cuando a ras de suelo
pierdes el vuelo
te quejas de los demás.
Si no te amas
no culpes a nadie
de que no puedas
cubrir tu necesidad.
Buscamos querernos
dejando querernos
por uno más
y a esa mierda
llamamos azar.