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sábado, 15 de septiembre de 2012

Mariana.

Se adentro en la bélica colmena
sin intuir el tenue azul de sus mejillas
el alcohol derrapaba por sus venas,
se quito las medias de rejilla.

Por Madrid andaba de bar en bar
para olvidar ese famélico desamor
que la hizo una eterna loca de atar
por eso decidió huir a Nueva York.

Nuca llego a su deseado destino
nunca conoció la isla de Manhattan
quizás nunca emprendió el camino
pensó, en Madrid hay algo que me ata.

Maltratada por la irónica vida
del Retiro hizo su dulce hogar
rodeada de arboles y sida
ahí comenzó su efímero final.

Es ya mota de polvo en el recuerdo
ya no anda por Madrid en la mañana
y no la veras en aquel lado izquierdo
esa chica menuda, su nombre... Mariana.

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