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lunes, 15 de julio de 2013

El nacer de la mañana

El inminente nacimiento de la mañana
me recompensa con dádiva juventud
invitando al sol a entrar por la ventana
llenando mi despertar de plenitud

Reiré junto al sol y beberé de las nubes
su néctar de dulce rocío indisoluble
sabiendo que en la vida bajas o subes
Y que vivirla es prácticamente ineludible

Apuntalare los cimientos de mi castillo
al sonido de una melodía mesiánica
que divagara fiel por el largo pasillo
dejando de lado aquella voz dramática

La brisa acaricia las mejillas sonrojadas
de la niña que presencia aquel cantar
de las hadas tan sensibles y afinadas
que anuncian la mañana sin disimular

Yo erguido, tan firme y disimulado
encuentro una dulce mirada pura
que me ratifica que todo ha comenzado
y que la mañana me brinda su ternura

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