Entre el polvo de la arena
Divise un resplandor
Atado con una cadena
Y con alaridos de dolor
Era mi alma dolida
La que agonizaba
Con una lagrima esculpida
Y con sonrisa trabada
Arrastrando condena
Ensangrentada y sedienta
Sumergida en triste pena
Alma pálida y sangrienta
Fiel reflejo aturdido
Ojos de pena invadidos
Muerte que ha preferido
Como la de mil bandidos
Alma vagando solitaria
Por errores sin castigo
Cantando una plegaria
De la que no me desdigo
Muerta y vapuleada
Así esta ella hoy
Sola y desencantada
De ella siempre soy
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