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viernes, 19 de noviembre de 2010

Digamos que hablo de mí

Cuando siempre pienso en mi destino,
cuando triste me da por escribir,
cuando quiero hilar siempre muy fino,
digamos que pienso en morir.

Si la vida estuviera llena de colores,
uno escogería para mi,
que no se llene mi ira de fogones,
digamos que no pienso en vivir.

Las nubes ya no saben a fresas,
y las ranas ya no quieren ni salir
de esa charca que esta llena de ginebra,
digamos que no quiero resistir.

Las niñas quieren ser siempre cleopatra,
y las mujeres se olvidan de cumplir,
en el cementerio hay fumatas blancas,
digamos que pienso en morir.

El mal es un ángel luterano,
el bien un demonio a punto de escupir,
hay un santo muy drogado,
digamos que pienso en sufrir.

Cuando la noche venga a devorarme,
no la molestes déjala seguir,
aquí he dormido, aquí quiero morirme.
Digamos que hablo de mí

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