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miércoles, 28 de enero de 2015

Bajó del tren en aquella solitaria estación, el reloj marcaba las doce, era una fría mañana de diciembre, allí de pie en aquel andén debería elegir la dirección a tomar, sin tiempo de reflexión sabía que se la jugaba a una sola carta, esa decisión marcaría su vida, tomar la salida hacia una vida políticamente correcta o ir hacia la salida del desordenamiento emocional y la rareza del ser, miro con serenidad los dos lados, esas dos únicas salidas posibles y en un acto de valentía decidió ir de frente y no aceptar ninguna de esas dos salidas impuestas obligatoriamente... han pasado muchos años ya y se dice por ahí que vive feliz, lleno de paz y amor, sereno y cabal.

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