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lunes, 27 de abril de 2015

Si después del desgarro atronador
no levantas raudo y veloz el vuelo,
quizás el astuto miedo cegador
te ate fuerte contra el frío suelo.

Si después de la caída dolorosa
no emprendes con furia la vida,
quizás la tristeza  desastrosa
deje tu valentía dormida.

Si después de mil batallas luchadas
no sueñas con vencer la guerra,
quizás la rabia fea y malhumorada
sea aquella que del mundo te destierra.

Si después de todo lo vivido
no le sonríes firme al dolor,
es que aun sigues dormido
en sueño ciego y perturbador.

Obligado estas a despertar
armar tu alma guerrera
salir sin dudas a luchar
para vencer a la dormidera.

Abre los ojos hijo del viento
levanta tu cuerpo aullador
pues queda mucho día contento
en este mundo redentor.

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