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sábado, 28 de noviembre de 2020

Cuando espero
la calma se me enoja
y es que tal necesidad,
no es de nada floja.
Me rasgo las vestiduras
mientras sangro suspiros
sabiendo que en las duras,
mis latidos son tiros.
Que por pedir sea poco
tan solo pedir amor
y en este mundo loco,
no existe beso sanador.
Más añoro esa caricia
de sinceridad cargada,
bendita gran delicia
si es a la vez delicada.
Y este es mi cruel secreto,
pues que me quieran deseo
y el querer se queda quieto
a la par que yo me abofeteo.

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